En este artículo te mostramos todo lo que necesitas saber para el cultivo de nabos en tu huerto. Los puntos que debes tener en cuenta, así como las asociaciones favorables que tiene esta hortaliza y las posibles plagas y enfermedades que le atacan.
Los más conocidos son los nabos blancos y morados del tamaño de una pelota de tenis que se venden habitualmente en los supermercados, pero hay una gran variedad más allá de éstos, incluyendo nabos pequeños y tiernos del tamaño de un rábano. Los nabos (Brassica rapa) pertenecen a la familia de las Brassicaceae (mostaza) y sus hojas verdes comestibles tienen un sabor similar al de las hojas de mostaza.
Las hojas de los nabos son de color verde claro y ligeramente peludas. Crecen en forma de óvalo alargado, con bordes dentados u ondulados. Las raíces de los nabos suelen ser blancas o amarillas, y la parte que sobresale del suelo es púrpura o verde gracias a la exposición al sol. Si se deja que brote, las flores del nabo son pequeñas y amarillas.
Al igual que en otras plantas Brassica, los cuatro pétalos forman una cruz, por lo que también se denominan hortalizas crucíferas.
Los nabos se plantan normalmente a partir de semillas a principios de primavera o en otoño, al menos 70 días antes de la primera helada. Maduran en unos dos meses.
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- ¿Dónde? Zonas soleadas. En verano evitaremos que les dé sol directo demasiadas horas, preferimos sombra y lugares frescos.
- ¿Cuándo? De Marzo a Junio.
- ¿Tiempo de cosecha? Unos 40-50 días.
- ¿Riego? Abundante en verano. El resto del año no requiere demasiado, salvo períodos prolongados sin lluvia (semanas).
- ¿Tipo de riego? Ideal, por goteo.
- ¿Cómo queremos la tierra? Tierra ácida (pH por debajo de 7), con humus y ligero, que tenga facilidad para drenar.
- ¿Cómo abonamos? Ideal con la propia materia orgánica de cultivos anteriores. Excrementos de animales, muy descompuestos.
- ¿Cómo sembramos? Semillas cada 30cm, ligeramente enterradas. Tierra húmeda antes de sembrar.
- ¿Cómo cosechamos? Cuando la hoja crece unos 20-30cm y empieza a estar amarillenta.
- ¿Buenas asociaciones? Las judías, los tomates, las zanahorias, las lechugas y los guisantes. También con el apio.
- ¿Malas asociaciones? Rábanos.
- ¿Plagas y enfermedades? No demasiadas. Parecidas a las coles. Evitar tierra seca y con poco drenaje. Evitar hojas húmedas y suelos encharcados.
Lo que debes tener en cuenta antes de empezar
Luz
Los nabos prosperan a pleno sol, pero pueden conformarse con la sombra parcial.
Suelo
Los nabos prefieren un suelo con un pH ligeramente ácido, entre 6,0 y 6,5. Una buena fertilidad del suelo les ayudará a crecer rápidamente. Asegúrate de que el suelo tenga un buen drenaje para que las raíces no se pudran.
Riego
Lo veremos en más detalle más abajo, pero, al menos 2,5 cm de agua a la semana es vital para un buen desarrollo de las raíces. Los nabos necesitan crecer rápidamente, y el agua regular junto con un suelo rico, les ayudará a hacerlo. Las condiciones más secas hacen que las raíces sean más punzantes, mientras que el agua uniforme hace que tengan el mejor sabor.
Temperatura y humedad
Los nabos crecen mejor en el clima fresco de la primavera y el otoño.
Fertilizante
Como crecen tan rápido, no deberías necesitar fertilizar tus plantas. Sólo tienes que asegurarte de que la tierra tiene mucha materia orgánica antes de sembrar las semillas.
Los nabos son un tipo de hortalizas de raíz, como las cebollas o los ajos, que han sido bastante olvidados y dejados de consumir en los últimos tiempos.
¿La razón? La patata. Sin embargo, desde hace muchos muchos años el nabo ha alimentado al ser humano.
Es cierto que esta hortaliza no gusta a todo el mundo, debido a su fuerte olor y sabor, no obstante es un excelente acompañante para cualquier potaje, guisos o caldo que quieras hacer.
Además, las hojas frescas de nabo también se pueden cocinar y utilizar en las ensaladas.
Las propiedades del nabo
Los nabos se caracterizan principalmente por tener mucho calcio. Tanto la hortaliza, como sus raíces. Por lo que muchos médicos lo recomiendan para contribuir al desarrollo correcto de cualquier niño.
- Para saber más: Tipos y variedades de nabo.
Además, los nabos tienen:
- Propiedades diuréticas y antiescorbúticas.
- Son laxantes y refrescantes.
- Poseen buena cantidad de vitaminas A, B5, B6, C y PP.
- Tienen minerales como el azufre, el potasio, el yodo, el cinc, el hierro, el calcio, el cobre y el magnesio.
¿Dónde y cuándo cultivamos los nabos?
El nabo aguante generalmente cualquier tipo de clima, aunque no está cómodo, ni tampoco se desarrolla bien en condiciones muy calurosas.
Por lo tanto preferiremos sembrar nabos en épocas poco calurosas. En caso de hacerlo en verano, queremos que no le dé mucho sol. Escogeremos una zona sombreada y fresca.
¿Cómo queremos el suelo?
A la hora de sembrar nabos buscamos un suelo fresco, rico en humus y ligero. Por lo tanto es interesante pasar previamente la motoazada, para poder soltar el suelo y que tenga fácil drenaje.
Nos interesa que el suelo esté ligeramente ácido, con un ph por debajo de 7.
El crecimiento del nabo no es bueno en tierras calcáreas. Por lo que evítalas.
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¿Cómo hacemos el abono?
Preferimos no utilizar aportes orgánicos poco descompuestos.
Por lo que descartaremos en principio excrementos y otro abono de origen animal salvo que haga meses que lo hemos depositado y estamos seguros de que está muy descompuesto.
En general para cultivar nabos nos bastará con la propia materia orgánica originada de siembras anteriores.
Depositar previamente hojas caídas de otros árboles también es una buena idea. Aunque éstas deben de llegar a estar descompuestas.
¿Cómo regamos el nabo?
El nabo no es una hortaliza especialmente exigente con el riego.
En épocas poco calurosas, con la simple lluvia es probable que baste para que su crecimiento sea correcto. Sin embargo, debemos vigilar dos cosas:
- Que la tierra drene correctamente.
- Que no pasen muchas semanas sin lluvias (a pesar de que las temperaturas sean bajas).
Si ambas cosas se cumplen, no necesitaremos aportarle agua.
En el caso de que las temperaturas sean más elevadas, como en verano, a los nabos no les debe faltar suministro de agua constante.
Evitaremos los encharcamientos a toda costa, por lo que la opción que recomendamos para regar es sin duda la del goteo.
Bastará con que riegues, cada dos o tres días, unos 40 minutos. Dependiendo, claro, del calor ambiental que haya. A más calor, mayor necesidad de agua.
También debes fijarte en la evolución de las hojas. Por la tarde, cuando cae el sol, es un buen momento para fijarnos si las hojas están muy caídas.
Suele ser un síntoma de falta de agua (en verano y con temperaturas elevadas).
Empezamos a sembrar nabos
La siembra de los nabos lo comenzaremos en los meses de marzo a junio. Aunque como hemos comentado anteriormente, se puede realizar durante todo el año (excepto en los meses de mayor calor).
Enterraremos ligeramente la semillas (muy poco) en líneas separadas unos 30 cm. Pisaremos un poco la zona donde hayamos sembrado las semillas.
A medida que las hojas de los nabos van creciendo, iremos aclarándolas para favorecer su crecimiento.
El cultivo
Nos aseguraremos, sobretodo al principio, que los nabos no tienen demasiada competencia con malas hierbas. Eliminaremos todas las malas hierbas que vayan apareciendo a consecuencia del riego, la lluvia o la propia humedad.
También puede ser interesante efectuar acolchados, con paja (por ejemplo), para retener la humedad de forma más eficiente.
Cosecha de nabos
Los nabos pueden cosecharse en cualquier momento después de que alcancen 25 centímetros de altura. Si no se daña la parte superior de la estructura de la raíz, los grelos seguirán creciendo. Lo mejor es comer las raíces cuando son pequeñas y tiernas, de unos 5 o 6 centímetros de diámetro.
Los nabos más viejos pueden volverse duros o picantes, además de algo amargos.
Los nabos plantados en otoño pueden dejarse en el suelo y cosecharse hasta el invierno, ya que ya no están creciendo activamente. Una capa de mantillo ayudará a evitar la congelación y el frío endulzará su sabor.
Los nabos tiernos y nuevos pueden comerse crudos. Tienen algo del sabor del nabo maduro, pero ligeramente atenuado. Se pueden cortar en ensaladas o trocear para hacer crudités.
Los nabos más grandes pueden hornearse o usarse en guisos, pero como la mayoría de las hortalizas de raíz, son fantásticos cuando se asan. Los nabos más viejos y leñosos pueden seguir utilizándose para hacer puré o para sopas y guisos.
Si vas a guardar los nabos, retira primero las hojas o seguirán extrayendo energía y nutrientes de los bulbos. Utiliza las hojas lo antes posible. Los bulbos pueden guardarse en el frigorífico o en cualquier lugar fresco y oscuro durante meses.
Buenas asociaciones
El nabo se lleva bien con las judías, los tomates, las zanahorias, las lechugas y los guisantes. También con el apio.
Malas asociaciones
No se lleva bien con el rábano, además de que puede darle un sabor amargo.
Plagas y enfermedades
Los nabos no presentan muchas dificultades.
Debemos evitar las malas hierbas y los encharcamientos, pues estos producen con mucha más facilidad la aparición de hongos.
También debemos evitar regar las hojas de forma directa.
Los nabos son vulnerables de una forma parecida a las coles. Encontraremos problemas parecidos en su cultivo. Sin embargo, como hemos comentado, su siembra no tiene demasiada dificultad.
Mi nombre es Ricardo Gómez.
Desde pequeño me ha gustado leer y escribir. Ahora, que estoy cursando un máster en periodismo digital, colaboro como freelance escribiendo artículos para diferentes páginas web.
En especial me gusta compartir información sobre agricultura, siembra ecológica y medio ambiente. Entre otras aficiones 🙂